Gamer en cancha deportiva

Deportistas profesionales como embajadores de marcas de videojuegos: ¿dónde está el límite?

En 2025, la alianza entre el deporte y los videojuegos se ha convertido en algo más que un cruce ocasional: es un fenómeno comercial consolidado. A medida que los deportistas profesionales representan productos de gaming de alto nivel, surgen debates sobre la influencia, la ética y el valor real de estas colaboraciones. Pero, ¿hasta dónde puede llegar esta fusión antes de que la línea entre el deporte y el entretenimiento digital se difumine por completo?

Futbolistas estrella en campañas de videojuegos

Los futbolistas de renombre se han convertido en la imagen de títulos y equipos de videojuegos populares. Antoine Griezmann, fanático de Fortnite desde hace años, colaboró con Epic Games e integró gestos del juego en sus celebraciones de gol, creando un lazo directo entre los esports y el fútbol. Neymar Jr., otro entusiasta del gaming, no solo transmite en Twitch, sino que también aparece como personaje dentro del juego. Estas colaboraciones han dejado de ser simples promociones: ahora son integraciones estratégicas.

Algunos jugadores han llegado a fundar sus propios equipos de esports. Gerard Piqué cofundó KOI, una organización de esports que compite en múltiples torneos. Esto marca un cambio de papel: del respaldo pasivo a la implicación activa en la industria gamer. Los futbolistas ya no son solo imagen, sino también socios.

Las compañías de videojuegos, sobre todo aquellas enfocadas en simuladores deportivos o juegos battle royale, encuentran en estos atletas a sus embajadores ideales. Su mentalidad competitiva, su enorme presencia en redes y su fama global los convierten en vehículos eficaces para conectar con públicos diversos.

Contratos millonarios y éxito comercial

El aspecto financiero de estas alianzas es impactante. Los contratos de patrocinio con atletas para promocionar videojuegos oscilan entre los 250.000 dólares y varios millones al año, según el alcance del atleta y la duración del acuerdo. La colaboración entre Cristiano Ronaldo y Free Fire se estimó en más de un millón anual, incluyendo apariciones digitales y promoción en redes.

Más allá del contrato inicial, los jugadores suelen obtener ingresos adicionales mediante códigos de afiliado, productos personalizados o apariciones como personajes dentro del juego. Este modelo de ingresos diversificado ofrece beneficios sostenibles tanto para el jugador como para la marca.

Todo se mide con precisión: descargas, compras dentro del juego, participación en redes sociales. Para las compañías, esta relación proporciona un retorno de inversión visible, algo menos común en campañas tradicionales.

Debate ético: ¿cómo afecta a los jóvenes?

La creciente presencia de atletas en la publicidad de videojuegos ha generado preocupaciones sobre su influencia en los adolescentes. Muchas de estas campañas están dirigidas a públicos jóvenes, lo que plantea interrogantes sobre los valores que se transmiten. ¿Estas colaboraciones fomentan el pensamiento estratégico o están promoviendo hábitos adictivos y consumo impulsivo?

Expertos en ética digital advierten que la línea entre promoción y manipulación es delgada cuando los atletas, considerados modelos a seguir, respaldan juegos free-to-play con sistemas de monetización agresivos. Las mecánicas tipo cajas de botín o pases de batalla son objeto de fuerte crítica por su parecido con el juego de azar.

Este tema es especialmente delicado en países con regulaciones débiles sobre publicidad digital. Aunque muchos exigen etiquetas de contenido patrocinado, la aplicación de estas normas es deficiente. Así, se crean zonas grises donde los adolescentes pueden ser influenciados sin una conciencia clara.

Reacción del público y respuestas legales

En países como Reino Unido y Bélgica ya se están tomando medidas. El Comité de Prácticas Publicitarias británico publicó nuevas pautas que limitan la participación de celebridades en anuncios de videojuegos dirigidos a menores. Aunque la supervisión es aún limitada, la presión pública es creciente.

Redes sociales como Twitter y TikTok se convierten en canales de denuncia. Cuando los atletas promueven juegos con microtransacciones sin transparencia, los seguidores critican públicamente, lo que ha llevado a la cancelación de varios acuerdos.

En respuesta, muchos deportistas ahora priorizan marcas que fomentan el juego responsable o promueven valores educativos. Así protegen su reputación y mantienen la confianza de sus seguidores más jóvenes.

Gamer en cancha deportiva

Tendencia inversa: gamers en la publicidad deportiva

La influencia también fluye en dirección contraria. Famosos streamers y figuras de esports se han incorporado al marketing deportivo tradicional. Ninja, famoso por Fortnite, apareció en campañas de Adidas. Ibai Llanos colaboró con LaLiga y organizó eventos con millones de espectadores.

Marcas como Nike y Puma han lanzado colecciones exclusivas dirigidas a la comunidad gamer, utilizando a influencers como modelos. Estas campañas no son solo estéticas: generan ventas y consolidan la relación entre deporte y cultura digital.

Los datos respaldan esta estrategia. Estudios indican que los fanáticos de los esports también consumen deportes tradicionales, especialmente entre la Generación Z. Por eso, integrar a un gamer en una campaña de botas de fútbol ya no sorprende, sino que optimiza la conexión de marca.

Ligas deportivas integrando estrellas de esports

Muchos clubes de fútbol ya tienen divisiones propias dedicadas a los esports. El PSG y el Manchester City cuentan con equipos profesionales y creadores de contenido gamer. Estas secciones permiten conectar con públicos digitales que rara vez ven partidos tradicionales.

Además, los streamers conducen eventos desde estadios, comentan partidos amistosos y participan en pódcast oficiales. Su presencia aporta formatos frescos y dinámicos que refuerzan la conexión con audiencias jóvenes y digitales.

Este cambio de roles refleja la evolución del entretenimiento. Antes, los atletas daban legitimidad al mundo gamer; ahora, los gamers revitalizan el interés por el deporte tradicional.